sábado, 28 de junio de 2025

CHAVISMO: MAQUINARIA CRIMINAL


Ciertamente se habla tanto de lo difícil que es obtener justicia, hemos vivido consolados por frases como "La justicia tarda  pero llega", "Donde no hay justicia, no hay libertad” entre muchas que a los venezolanos nos sonaban como palabras huecas, vacías ,ya que nunca fuimos escuchados o al menos las instancias a las que hemos acudido nunca han sido suficientemente diligentes ante una crisis tan evidente y monumental como la de Venezuela. 

Además, lo visto durante estos 12 años de exilio, en donde la injusticia se ha convertido en una carga insoportable ya que la narcodictadura ha despojado a millones de venezolanos de sus derechos más fundamentales. Acusaciones infundadas, detenciones arbitrarias y un clima de miedo constante han llevado a un 27% de la población, como yo, a buscar refugio en otras tierras, dejando atrás no solo un hogar, sino también la esperanza de un futuro mejor en nuestra patria. 

Sin embargo en estos momentos prevalece la esperanza y no la impotencia ya que se ve luz por la hendijita que nos ilumina, nos alivia y mucho.

Es indiscutiblemente esperanzadora cualquier  acción que destape la podredumbre que sembró el traidor mayor, hoy felizmente difunto, por décadas los venezolanos hemos denunciado la metamorfosis del chavismo en una maquinaria criminal, una estructura mafiosa que utiliza el ropaje de la revolución para delinquir a escala continental. Hoy con las recientes declaraciones de Álvaro Córdoba, hermano de la fallecida ex senadora colombiana Piedad Córdoba, se confirma lo que muchos hemos señalado con insistencia y por lo que tantos han sido perseguidos, silenciados o empujados al exilio. El chavismo ha sido, desde hace años una empresa delictiva que convirtió al Estado venezolano en un cartel de drogas con fachada política.

Álvaro Córdoba, actualmente preso en Estados Unidos por delitos de narcotráfico, ofreció un testimonio demoledor ante autoridades federales. No solo reconoció su participación en una operación criminal, sino que detalló, con nombre y apellido, la implicación del expresidente Hugo Chávez y de altos mandos militares venezolanos, los tristemente célebres miembros del llamado Cartel de los Soles en una red de exportación de cocaína hacia Estados Unidos. Según sus palabras, el difunto comandante Chávez fue un actor clave de esta organización criminal, operando durante años en coordinación con generales venezolanos y con la complicidad de las entonces activas FARC colombianas.

No se trata de una acusación ligera ni de un rumor periodístico, son declaraciones bajo juramento, obtenidas por el sistema judicial del país más poderoso del mundo. Córdoba no solo incriminó a Chávez, sino también a su hermana, Piedad Córdoba a quien identificó como parte del engranaje que enlazaba a la izquierda radical latinoamericana con los intereses más oscuros del narcotráfico. En sus propias palabras: “Yo no soy nada más que un indefenso e inofensivo actor menor en esta compleja red criminal”.

Esta afirmación no solo mancha, aún más el ya deteriorado legado de Hugo Chávez, sino que desnuda el verdadero rostro del chavismo, no fue nunca un proyecto de justicia social, sino una pantalla para encubrir una operación transnacional de drogas, corrupción y terrorismo. Las banderas del socialismo bolivariano sirvieron para justificar la destrucción institucional, el desmantelamiento de la democracia y la conversión de Venezuela en un narcoestado funcional.

Piedad Córdoba, quien hasta su muerte en 2024 negó cualquier nexo con la guerrilla o con actividades ilícitas, aparece ahora comprometida por la voz de su propio hermano. Durante años logró evadir investigaciones judiciales gracias a tecnicismos y vacíos legales como ocurrió con los computadores de alias Raúl Reyes, invalidados por presuntas fallas en la cadena de custodia. Sin embargo, documentos y reportes en poder de las autoridades estadounidenses, confirman que la senadora estuvo bajo vigilancia de las agencias antinarcóticos, precisamente por sus vínculos con Caracas y con la cúpula de las FARC.

Lejos de ser un agente de paz en Colombia, el chavismo fue siempre el brazo logístico de la insurgencia terrorista en Sudamérica, ofreciéndoles refugio, financiamiento y una plataforma ideológica que blanqueaba sus crímenes. El testimonio de Álvaro Córdoba no solo coincide con informes de inteligencia previos, sino que refuerza las denuncias hechas por desertores venezolanos y reportes de la DEA sobre cómo el Alto Mando Militar, bajo Chávez y luego bajo Nicolás Maduro, institucionalizó el narcotráfico como política de Estado.

La mal llamada “revolución bolivariana” ha dejado un rastro de sangre, miseria y muerte que se extiende mucho más allá de las fronteras venezolanas. La narcorevolución arrasó con la moral pública, corrompió a toda una generación de militares, destruyó la economía nacional y desencadenó una crisis humanitaria sin precedentes, empujando a millones de venezolanos al exilio forzado, aproximadamente 9.500.000 de venezolanos. 

Y mientras el país se desangraba, la cúpula chavista se blindaba con el oro del Arco Minero, las rutas de cocaína y la complicidad internacional. Hoy siguen aferrados al poder a fuerza de represión, censura, manipulación electoral y alianzas con otros regímenes autoritarios.

El pasado miércoles, otro golpe a la estructura del régimen quedó al descubierto. El general Hugo “El Pollo” Carvajal Barrios, exjefe de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM), se declaró culpable de narcotráfico y terrorismo ante la justicia de Estados Unidos. Carvajal quien fue pieza clave tanto en el gobierno de Chávez como en los inicios del régimen de Maduro, admitió haber participado en el envío de miles de kilos de droga hacia Norteamérica.

Confieso que al leer la noticia sentí algo que los venezolanos hemos perdido hace mucho: una pizca de justicia. Porque Carvajal no sólo fue criminal de Estado, sino verdugo directo de mi familia. Después de que salí del país, colocó una patrulla frente a la casa de mi madre, quien fue acosada sistemáticamente por llamadas intimidantes. También hostigaron a mi hermano Pedro, quien aún ejercía como alcalde de Caicara. Todo un operativo de psicoterror, digno de una narcotirania criminal. También nos arrebató y saqueó la finca familiar que tenía una tradición legal de más de 130 años, siendo nosotros la tercera generación que la manejaba.

Y hoy al verlo rendido ante un tribunal extranjero buscando indulgencias, solo puedo repetir, "Dios castiga sin palo ni mandador".

Ahora falta Diosdado Cabello, quien anda por ahí negando su amistad y compadrazgo con el Pollo Carvajal, siendo él uno de los arquitectos del narcochavismo, acusado también por la justicia estadounidense y por decenas de investigaciones internacionales. Su día llegará.

¿Hasta cuándo?

La pregunta sigue en el aire.

¿Cuántas más pruebas necesita la comunidad internacional para actuar con contundencia?

Lo que Álvaro Córdoba ha revelado no puede quedar como nota curiosa en la prensa. Es una bomba política, moral y judicial. La revolución bolivariana fue y sigue siendo el mayor fraude político del siglo XXI, un proyecto criminal que se disfraza de pueblo para traficar miseria, ideología, cocaína y muerte.

Desde la cárcel del exilio me alegro por esas novedades y aunque el narcochavismo aparenta tranquilidad sabemos que está herido de muerte, acorralado y solo faltan algunos tiros de gracia para acabar con la peor peste que hay en el mundo.

Con fuerza, sin miramientos y sin pausa los enfrento día y noche, con lo único que me queda MI PLUMA Y MI PALABRA 




José Gregorio Briceño Torrealba

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sábado, 21 de junio de 2025

El GRITO DEL ALMA EN EL EXILIO: NUESTRA VENEZUELA ROBADA

Es casi imposible mantener la ecuanimidad y seguir pensando que es posible negociar con esta banda de desalmados herederos del traidor mayor, hoy felizmente difunto y llegar a algún acuerdo en el que reconozcan el daño tan terrible que le han causado a un país entero aparte de mantener en jaque con su malandrerío infiltrado a medio mundo.  Cada noticia de la devastación en nuestra patria, de familias desgarradas por la separación, 9 millones de venezolanos empujados al exilio por huir de las penurias que imponen esos desgraciados nos hiere profundamente; la violencia del poder ha arrasado con el tejido social, ha desmantelado el aparato productivo y ha dejado nuestra infraestructura en ruinas. En este exilio impensado, la rabia y el dolor se mezclan con la desolación, creando un cóctel de emociones que me nubla la mente .

La indignación hacia quienes perpetúan esta injusticia me atormenta, y es un desafío encontrar espacio para la compasión y la comprensión de una debacle de esta magnitud. 

Con 14 años como columnista, 11 de ellos marcados por el destierro y 3 vividos en la Venezuela que aún respiraba, jamás imaginé que dedicaría una línea a mi propia vida familiar. Lo consideraba una intromisión, algo ajeno a los principios que rigen mi pluma, pero hoy, la circunstancia, la impotencia que ahoga, el dolor que desgarra y el laberinto sin fin de este exilio forzado, me impone la más desgarradora de las tareas: relatar la agonía que padecemos los venezolanos desterrados, ese otro país que hoy por hoy pulula por el globo. No estamos de turismo, no. Estamos huyendo, dispersos, producto del avasallamiento de una organización narcocriminal que asaltó el poder, que se adueñó de cada riqueza, de cada palmo de los 916.445 kilómetros cuadrados de nuestra amada patria.

Esta cruel organización, esta plaga infame, está integrada por la peor estirpe de resentidos que se formaron bajo el manto de la democracia que hoy pisotean. Hombres y mujeres que perdieron los valores, los principios, la ética y el más mínimo rastro de nacionalismo. Se convirtieron en meros agentes arrastrados, alienados por el sistema cubano que han diezmado nuestras riquezas y han permitido a otros hacer lo mismo con tal de seguir sometiendo y humillando a nuestro pueblo. Han prostituido la nación, la han vendido por pedazos, han entregado nuestro futuro a cambio de mantener sus manos llenas de sangre y privilegios.

Lo que viví el pasado miércoles a pocos minutos del entierro de mi hermano Enrique Domingo, de 63 años, fue algo más allá de lo aterrador. Fue un puñal directo al corazón. Mi prima acercó la pantalla de su teléfono al rostro de mi amada madre de 86 años y en ese instante, mi imagen apareció, reconoció a su hijo. Fue tan impactante, tan conmovedor, tan doloroso, tan horroroso, tan trágico. No pudimos hablar. Solo llorar, el llanto fue nuestro único lenguaje, un lenguaje universal de duelo que resonó a través de miles de kilómetros. Ese instante me rompió el alma en mil pedazos.

Y es que así vivimos el duelo los más de nueve millones y medio de venezolanos exiliados. No podemos abrazar. No podemos despedir. No podemos acompañar a los nuestros en el último adiós. Nos arrebataron hasta el derecho sagrado al dolor. Somos hijos, hermanos, padres ausentes, obligados a serlo por la crueldad de un régimen criminal que ha destruido nuestras vidas, que ha saqueado hasta la última gota de riquezas de nuestra amada Venezuela. Un régimen que nos persigue, nos silencia, nos expulsa, nos desaparece, nos tortura sin piedad, dejando una estela de sufrimiento y desolación a su paso.

Lo más indignante de esta pesadilla es que este régimen lo encabeza un ignorante extranjero, el cucuteño Nicolás Maduro, un usurpador sostenido por una cúpula de narcodelincuentes y militares apátridas, arrastrados que traicionaron su juramento a la patria para lamer migajas y proteger sus privilegios obscenos, a costa del sufrimiento incalculable de millones de inocentes. Han convertido a Venezuela en un botín personal, en un narcoestado donde la ley del más fuerte y corrupto impera.

Mi hermano Enrique no fue político ni beligerante. Fue sencillamente un humilde profesional de la educación, un hombre de bien que sirvió a la República durante 30 años en liceos y escuelas, formando generaciones con amor y dedicación. Pero su "pecado" fue ser hermano de los Briceño, el Gato y Pedro Emilio, uno gobernador y el otro alcalde de su amado pueblo que los vio nacer (Caicara de Maturín) Desde hace doce años y medio, desde el día en que dejé la gobernación, se convirtió en un perseguido institucional. Le suspendieron su sueldo el mismo día de mi salida y jamás pudo recuperarlo. La exgobernadora y exministra de educación, Yelitze Santaella, se encargó personalmente de perseguirlo por instrucciones del enano siniestro, Diosdado Cabello. ¡Mandaron a desaparecer o quemar su expediente como funcionario público para no reconocerle sus 30 años de servicio! A ese nivel de odio, de resentimiento enfermizo, de maldad llegaron esos malnacidos. El odio les carcome el alma, y su única misión parece ser destruir todo lo que toque la luz.

Pero este dolor, esta herida abierta en el alma, no me paraliza. Al contrario, este dolor me llena de coraje. Me enciende por dentro. Me recuerda por qué lucho con cada fibra de mi ser. Y me compromete aún más a hacer todo lo que esté a mi alcance, cada palabra, cada acción, cada aliento, tumbarlos de cualquier forma para ver a Venezuela libre. Porque estoy convencido, con la fuerza de mi alma, de que algún día vamos a volver. Vamos a reencontrarnos en la tierra que nos vio nacer, en la tierra que nos fue arrebatada. Y con la misma pasión que nos fue arrebatada, vamos a reconstruir lo que nos robaron, a sanar las heridas y a devolverle a nuestra patria la dignidad y la libertad que tanto anhela.

Por los que murieron en silencio.

Por los que lloramos lejos.

Por los que resisten dentro.

Y por los que aún no han nacido pero merecen una patria libre.

¡VIVA VENEZUELA LIBRE, CARAJO!

A pesar de esta tormenta emocional, siempre estará nuestra posición de resistencia. Nos aferramos a la esperanza de un cambio, de un retorno y perdonen tanta sensibilidad expuesta ante este episodio de mi vida y, pero no es sino la voz de otro venezolano despojado de los derechos más elementales de un ser humano.

Nadie me sacará de este camino, enfrentar al comunismo o como quieran llamar a esa bazofia ideológica que solo beneficia a los dueños del poder y a todos sus secuaces. Seguimos, sin pausa y con lo único que me queda MI PLUMA Y MI PALABRA 




José Gregorio Briceño Torrealba

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sábado, 14 de junio de 2025

MAS PRUEBAS CONTRA EL NARCOGOBIERNO-CAPOS ROJOS ROJITOS 

El mundo sabe, no porque yo lo diga, sino por hartas pruebas, investigaciones, testimonios, que el chavismo y su camarilla de bandidos, muy buenos para todo lo malo, ilegal y perjudicial para la sociedad, se ingeniaron la forma de hacerse del poder para luego secuestrarlo, con el escudo de la justicia social y demas falsedades comunistoides, convirtiendose en la plaga, en la peste más indeseable del planeta.

Como muestra muchos botones, el Cartel de los Soles, junto con los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, así como la megabanda el Tren de Aragua son hoy por hoy una amenaza real y perseguida por las instituciones de seguridad de varios países y en todas estas redes criminales el chavismo está involucrado, hasta en los juicios del Chapo Guzmán se mostraron pruebas de ésto.

El Cartel de los Soles opera en los departamentos fronterizos de Vichada, Guainía y Arauca entre Colombia y Venezuela. En estas regiones, hay alianzas con guerrilleros colombianos y cárteles mexicanos, con el objetivo de establecer y fortalecer rutas marítimas para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos y Europa, además de facilitar el contrabando de oro y otros minerales de origen ilícito provenientes de la Guayana venezolana.

Cada vez con más detalles se develan rutas, socios y modus operandi de este submundo delictivo, recientemente Carlos Lehder, uno de los fundadores del temido Cártel de Medellín, acaba de confirmar lo que durante décadas muchos se atrevieron a sospechar pero pocos lograron documentar: el narcotráfico continental no solo fue negocio de mafias, sino una estrategia de Estado. Y su génesis está en La Habana.                                            En una explosiva entrevista concedida a Martí Noticias, Lehder, quien pasó más de 33 años en cárceles estadounidenses, reveló que fue invitado por la dictadura de Fidel Castro para establecer rutas de cocaína desde Cuba hacia Estados Unidos. No se trató de un desliz de algún burócrata corrupto, sino de una política de alto nivel orquestada por los hermanos Castro, con implicaciones que aún sacuden a la región.  Según Lehder, aunque él se apartó del acuerdo inicial, sus socios Pablo Escobar y Gustavo Gaviria aprovecharon y convirtieron a la isla en una autopista del narcotráfico, todo con el visto bueno del régimen cubano. Cuba pasó así de refugio revolucionario a plataforma logística del crimen transnacional, bajo la mirada cómplice de quienes decían defender la dignidad de los pueblos oprimidos.                Y cuando los tentáculos del narco empezaron a alcanzar al propio Fidel, este ejecutó una jugada brutal: la Causa 1 de 1989, en la que condenó a muerte al general Arnaldo Ochoa y otros militares, no fue un acto de justicia, sino una cortina de humo. Lo confirma Enrique García, ex oficial de inteligencia cubano: Fidel montó ese espectáculo para desviar la atención de una investigación federal que lo señalaba directamente.             

 Pero el virus del narcoestado no se detuvo en Cuba. Chávez, el alumno predilecto de Fidel, heredó mucho más que discursos encendidos, replicó el modelo criminal en Venezuela. Así nació el arriba mencionado Cartel de los Soles, una estructura mafiosa insertada en las Fuerzas Armadas Bolivarianas que convirtió a Venezuela en la principal ruta de cocaína hacia Europa y EE.UU.  Ya no es teoría de la conspiración: informes de la DEA, Naciones Unidas y múltiples organismos internacionales han documentado cómo el régimen chavista y ahora madurista ha hecho del narcotráfico su columna vertebral económica y geopolítica.                                  El objetivo es claro, inundar de drogas a Occidente para debilitarlo desde adentro, mientras financian la represión, el clientelismo y la expansión de un proyecto totalitario que trasciende fronteras. Es una guerra silenciosa, camuflada de retórica antiimperialista y sostenida con dólares manchados de sangre.                                       Hoy Lehder lo dice sin ambages, todo esfuerzo por denunciar a la dictadura castrocomunista es altamente recomendado y merecido. Su testimonio, lejos de ser anecdótico, es una pieza clave para entender cómo el castrismo, el chavismo y el narcotráfico son partes de una misma maquinaria de destrucción.           La comunidad internacional ya no puede seguir mirando a otro lado. El narcoestado no es un recurso retórico, es una estructura real, criminal, exportadora de drogas y de terrorismo. Y su epicentro histórico está en La Habana, con ramificaciones profundas en Caracas y varios estados de Venezuela. Reflexiono desde la cárcel del exilio, negarlo es complicidad, callarlo es traición, delatarlos es un deber y eso es nuestro compromiso, seguir denunciando a esos crueles criminales que han secuestrado todo un país y lo han colocado al servicio del narcotráfico internacional. 

Sin duda la única vía es arrancarlos del poder, de cualquier manera ya que han demostrado de todas las formas posibles que no saldrán por la vía democrática, de elecciones, acuerdos o tratos.

¿Qué faltará para convencer a muchos de que esto es así? no paremos, continuemos en este frente contra el comunismo de pacotilla y todas sus acepciones sin pausa, es mi enfoque mi propósito de vida, sin parar y con lo único que me queda MI PLUMA Y MI PALABRA 



José Gregorio Briceño Torrealba

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sábado, 7 de junio de 2025

QUE SABE BURRO DE HISTORIA - HIMNO DE MONAGAS EN PELIGRO 


De esta gentuza, herederos del traidor mayor, hoy felizmente difunto se puede esperar cualquier cosa, por más descabellada que imaginen. Han hecho de todo, cosas indecentes, obscenas, ilegales, inmorales y más. Se pierde a veces la posibilidad de calificarlas pues sobrepasan al lenguaje, a la expresión. Desde la insulsa manía de cambiar el nombre a infinidades de  sitios históricos, montañas, plazas, calles, avenidas, hasta haber profanado la tumba de nuestro Libertador Simón Bolívar, lo más inaceptable y violador que han hecho dentro una gran marejada de imbecilidad es que en lugar de acentuar nuestro gentilicio, nuestro bagaje cultural, lo tergiversan, llevándolo al resentimiento que ellos tienen en su ADN lleno de odio hacia el pueblo venezolano y el rencor inexplicable de la época de oro democrática  de Venezuela, en la cual por cierto toda la corte de herederos del traidor mayor, hoy felizmente difunto, tuvieron salud y educación gratuita, fueron hasta becados en estudios superiores, fueron indultados de sus graves delitos, entre ellos violadores, asesinos, golpistas.  

Por supuesto los clones, los mini capos que ocupan los cargos adjudicados recientemente, en los que algunos repiten por ser  lamebotas del capo mayor, cada día buscan qué hacer para ganar más y más indulgencias de su amo el peor criminal de la red narcotraficante que gobierna en el país, Diosdado Cabello. 

Recordemos que el súper galáctico cambió el escudo nacional, la bandera. Y a pesar de que eso ya estaba un poco olvidado, al parecer vuelve el ataque a los simbolos patrios; la propuesta de cambiar fragmentos del himno del estado Monagas, específicamente la frase "olvidada del mundo tú eres" es más que una simple cuestión de gusto; es una afrenta a la historia, la cultura y la identidad de la región. Esta iniciativa, impulsada por el actual gobernador Ernesto Luna, revela una profunda ignorancia sobre el valor intrínseco de las obras artísticas y su contexto, además de desviar la atención de los problemas urgentes que aquejan a la población. Todo himno, como obra artística, posee una autoría y un propósito que deben ser respetados. La letra del himno de Monagas es un legado cultural que encapsula la visión de su creador en un momento determinado de la historia, Ildefonso Núñez Mares debe de estar revolcandose en su tumba.  Modificarlo es una forma de censura y una falta de respeto hacia la memoria histórica del estado y hacia el autor. No se puede "actualizar" una obra sin traicionar su esencia y su contexto original. Los himnos son pilares de la identidad colectiva y su alteración sin justificación cultural o histórica sólida es una medida peligrosa que crea un precedente para futuras intervenciones en otras expresiones culturales.                      La frase "olvidada del mundo tú eres" no es un insulto ni una condena; es un reflejo poético de una realidad histórica. En el pasado, la región oriental de Venezuela y Monagas en particular, se encontraba al margen del desarrollo y del protagonismo nacional. Este "olvido" no es una debilidad, sino el punto de partida para una narrativa de superación y crecimiento.            El himno al reconocer esta verdad, no devalúa al estado, sino que subraya el contraste entre ese pasado y el presente y lo que se aspira ser. Es un testimonio de resiliencia. Pretender eliminar esta frase por considerarla "negativa" es una visión superficial y anacrónica que busca reescribir la historia para adaptarla a una narrativa ideológica contemporánea, despojando al himno de su profundidad y significado.                                Quienes argumentan que la frase es ofensiva demuestran una miopía alarmante sobre la percepción actual de Monagas en el imaginario colectivo nacional. Como bien señalas, un simple ejercicio de preguntar a personas fuera del estado sobre la capital de Monagas revelaría que, para muchos venezolanos, el estado sigue siendo un territorio poco conocido. El himno, lejos de menospreciar, recoge con honestidad poética esa verdad, invitando a la reflexión sobre la visibilidad y el reconocimiento del estado. La incomodidad que pueda generar esta frase en algunos es precisamente el eco de una realidad que aún persiste.                        Reducir el himno a una sola frase es ignorar su contenido profundo y multifacético. El himno de Monagas es un canto a la dignidad, el coraje y el porvenir. Exalta:


 * El espíritu heroico de su gente.


 * El amor a la patria y a sus raíces.


 * El compromiso con el trabajo y la producción, pilares fundamentales de su desarrollo.


 * El reconocimiento de su rica geografía.


 * El impulso hacia un destino de grandeza.


Es un llamado a los monaguenses a no resignarse, a tomar su lugar en la historia con esfuerzo y valores. Cambiarlo por una línea que "no suena bien" a los oídos de la actual gobernador es un acto de mutilación cultural que desvirtúa todo su mensaje, o sea, esta en la luna.        La insistencia en modificar el himno es una distracción flagrante de los problemas urgentes que realmente asfixian al estado Monagas. Mientras se debate una frase poética, la población sufre por:


 * La miseria y la precariedad económica.


 * La destrucción de los servicios públicos (agua, la falta de gasolina,  electricidad, salud, así como inauguró el hospital de Aguasay, después de 12 años y medio que tenía el 70 %  concluido, la Ciudad Hospitalaria de Maturín que la dejamos con el movimiento de tierra listo y el presupuesto para construir tres edificios de los 15, unico proyecto de ese tipo en toda Venezuela, los nuevos hospitales del oeste y sur del estado, Punta de Mata y Temblador, educación, dejamos la infraestructuras totalmente terminadas del núcleo de la Universidad Central de Venezuela (UCV) para una escuela de Medicina en Caicara y allí están abandonados, los dos grandes barrios de Maturín,  Santa Ines y la invasión de La Puente ya se hubieran convertido modernas urbanizaciones y tantos otros más )


 * La paralización del aparato productivo, allí tienes abandonadas más de 10 mil hectáreas bajo sistema de riego en Caicara, la Planta Procesadora de Tomate la quebraron y se la traspasaron a un privado, la Planta de Harina  Precocida en el último estado, la zona agroindustrial de Caicara en ruinas, no han inaugurado la Planta Torrefactora de Café que la dejamos con el 90 % terminada en Caripe porque la revolución arruinó a los productores de café de San Antonio, Cedeño, Piar, Caripe, Cumanacoa y Mundo Nuevo, Anzoátegui que eran los que arrimarian las cosechas a dicha planta, abandonados los sistemas de riego de Triste y Cerro Negro de San Antonio. 


 * La falta de oportunidades para los jóvenes.


 * La huida masiva de profesionales y talentos, ya pasamos los nueve millones de venezolanos en el exilio.


* La autopista La Vinotinto ( que obvio no se atreven a cambiarle el título porque los lincharian) ha debido de estar llegando a estas alturas a Urica, la autopista de la Encrucijada, Miraflores - Caripito, la autopista la Encrucijada la Toscana, la autopista del Sur ya hubiece llegado a Temblador, la Variante Norte que va desde la Urbanización San Miguel y llegará al frente del restaurante el Toro Gordo en la Avenida Bella Vista de Maturín, tendría un gran distribuidor como el Ciempiés de Caracas, que por cierto ese proyecto se lo entregó la ex gobernadora Yelitza a Maduro en un mitin en la Avenida Juncal cuando fue a la reelección ¿ Por qué dejaste perder la autopista Santo Domingo de Guzmán? ¿ Porque la construyó el gobierno del Gato Briceño? Es importante destacar que todos esos proyectos fueron elaborados en mis dos periodos de gobierno.                     Esta obsesión por lo simbólico es una táctica para desviar la atención de la incapacidad de gestión, de lo mentecatos que son y la negligencia en la resolución de los problemas reales. Es más fácil manipular un himno que enfrentar la realidad de un estado sumido en la crisis por falta de inventiva y creatividad.      El himno de Monagas no necesita ser "maquillado" ni censurado; necesita ser enseñado, interpretado y sentido en su totalidad, comprendiendo su contexto histórico y su profundo mensaje de esperanza y superación. Quienes no entienden su valor, no merecen ni cantarlo y mucho menos pretender alterarlo Desde la cárcel del exilio me pregunto y les pido que me expliquen ¿De verdad lo prioritario en un estado en el que la gente come de la basura, es el himno?                  Con el respeto que me merecen los animales, a estás bestias narcocriminales hay que tumbarlos de cualquier forma para que nuestra patria renazca como el Ave Fénix y nuestra gente recuerde lo que es vivir sin miedo, con el rendimiento óptimo de sus salarios, con los emprendedores recibiendo los frutos de su esfuerzo. No más imbéciles jalamecates en nuestro país, los fustigo, los enfrento con todo, cada segundo y con lo único que me queda MI PLUMA Y MI PALABRA 



José Gregorio Briceño Torrealba

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