sábado, 24 de junio de 2017

PALABRA DE HAMPÓN



Cuando se ha visto que algún hampón, choro, tracalero, farsante, narcotraficante es persona de palabra; de ahí se entiende que los que malgobiernan mi patria tampoco la tengan pues su divisa es la estafa, el fraude, el engaño. A principio de la semana pasada, Nicolás Maduro le hizo llegar una carta al representante del Papa en Venezuela victimizándose, en donde le reiteraba su solicitud de diálogo con la oposición y para el momento en que escribo esta columna la suma de fallecidos en las protestas ha alcanzado los 75, con el agravante, aunque se hagan los inocentes, de que ahora autorizaron a usar armas de fuego en las protestas, aunque para variar y a efectos publicitarios Maduro lo “prohibió” . Se ha visto en los últimos días que la represión ya es tipo exterminio.

Obviamente que el llamado al diálogo es una fantochada, una estrategia bien planificada por el G2 cubano que no cree en Dios y mucho menos en Papas o en la iglesia, solo los utiliza pues saben que somos un pueblo católico y que manipular con la Fe y la religión les ha dado siempre buenos dividendos. El llamado a diálogo es una trampa retórica en la que los demócratas, amantes de la paz y la libertad caímos una y otra vez pues se alega que, aparte de la protesta en las calles debe haber “negociaciones” y ponen ejemplos históricos como lo sucedido en la Primera y Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, de tanto discurso vacío, los interlocutores de la paz además de que parece que entienden que lo que sucede en Venezuela es inédito, inexplicable, inhumano, han empezado a exigir pruebas, hechos de buena voluntad. Tan pronto la Santa Sede recibió la carta de Maduro, respondieron el petitorio del narcorégimen venezolano pero le pidieron que cumpliera los compromisos asumidos en el último diálogo, en el cual se “comprometieron” en liberar los presos políticos, abrir el canal humanitario, anunciar el cronograma de elecciones -las plasmadas en la constitución- es decir, las de gobernadores ya vencidas desde diciembre del año pasado y la de los alcaldes que se vencerían en 6 meses, no ese engendro de constituyente que lo que busca es perpetuar al régimen en el poder- y por supuesto, respetar y reconocer la autonomía de la Asamblea Nacional. Se mofan de todos, incluyendo al Papa, cuando dicen cual bufones “ no querían elecciones? Ahí las tienen..” Como si de niños de pecho se tratara, los narcobandoleros, pretendieron simular obediencia a los requerimientos realizados e inmediatamente, le giraron instrucciones a la indigna presidenta del del Consejo Nacional Electoral (CNE), la pérfida Doña Tibisay Lucena, para que anunciara la fecha de las elecciones de gobernadores previstas para el próximo 10 de diciembre, pero no dio cronograma ni tampoco se pronunció sobre las elecciones de alcaldes que deberían ser en ese mismo mes. Pero nadie se come el cuento, porque todos sabemos que esa convocatoria es falsa, es un vulgar trapo rojo, para tratar de enfriar la calle y seguir adelante con el fraude más grande que se le puede hacer al pueblo venezolano, la constituyente.

Con la parsimoniosa y burocrática forma con la que se manejan los organismos internacionales, amedrentando con retirar las dádivas de las aún no despilfarradas riquezas naturales de nuestra generosa patria, a los países del Caribe y el silencio cómplice de otros, nuestro desengaño crece día a día. Dichas instancias deben defendernos de las violaciones de los acuerdos entre países y los básicos Derechos Humanos y obligar al transgresor a cumplirlos. Qué más quieren ver, han visto niños morir de desnutrición, enfermos morir por falta de medicamento, mucha gente haciendo fila frente a los montones de basura para buscar alimentos, ancianos desarmados ser agredidos por las fuerzas militares, asesinatos a mansalva contra manifestantes con escudos de cartón y cascos de ciclista. Saben que estamos gobernados por hampones y nos entregan en sus manos siempre dopados en sus reuniones estériles y llenas de discursos muy dolidos pero poco efectivos.

Pensando en esa indiferencia y visto que nos queda defendernos solos, se me asoma la posibilidad de que se llegara a consumar ese írrito proceso constituyente, no hay duda que los poderes públicos quedarían suprimidos y sometidos a la voluntad de una asamblea que solo representa a los intereses del narcogobierno. Suspenderían las elecciones de gobernadores, alcaldes e incluso las presidenciales, solo harían elecciones tipo Cuba y Nicaragua en las cuales solo ellos son candidatos; destituirían a la Fiscal General de la República y a cualquier otro funcionario que no se pliegue a la voluntad del autócrata; disolverían la Asamblea Nacional; impondrían el estado comunal, eliminarían la propiedad privada, la autonomía de las universidades públicas, la educación privada, los medios de comunicación privados y cualquier vestigio de independencia y libertad.

Bajo el régimen de un partido único, el PSUV, férreamente controlado por una reducida cúpula de privilegiados, todos los venezolanos estaríamos al servicio del estado. ¿Quién sabe si hasta el mercado de drogas ser legalizaría? Eso sí, bajo la regencia de un solo cartel que seguiría abasteciendo el 70 % del mercado internacional con toda la tranquilidad del estado servil. No tengo duda que el modelo que desde hace rato se impone es el cubano, pero de ahí en adelante ni siquiera lo haríamos con soberanía, simplemente pasaríamos a ser una provincia de la Isla, que sería la sede administrativa de Cubazuela para saquear aún más nuestras riquezas a costa del gran sufrimiento del pueblo venezolano.

El llamado que acaba de hacer la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), sobre la activación del artículo 350 de la Constitución, es un deber ciudadano, debemos desconocer el narcoestado. La libertad no se consigue de la noche a la mañana y gracias a nuestros jóvenes, el régimen cada vez está más débil. 
La hora de la Fuerza Armada ha llegado. Es hora de ponerse del lado del único soberano, el pueblo, a quien juraron servir y proteger. Estoy más que seguro que hay una gran reserva moral en la institución castrense que dejarán de ser utilizados por los altos mandos que dan la orden y después se esconden como cobardes señalando culpables del horror que ellos están causando.

Quienes por cobardía, interés o ignorancia sigan manchando de sangre las calles de Venezuela, tendrán sobre su espalda el desprecio de toda la población, la deshonra de la traición y el castigo de Dios. A los demás, la mayoría de la tropa y oficiales medios les toca cumplir su juramento y rescatar el hilo constitucional que sé que lo harán y además fusilarán a los miembros del Cartel del Sol, liderados por el narcotraficante internacional Diosdado Cabello Rondón y el Cartel de los Flores liderado por Cilia Flores y Nicolás Maduro.

Yo seguiré sin miedo, desconociendo sus arbitrariedades, asombrado por el desprecio que le tienen a su pueblo, dando la pelea con lo único que me queda y lo que más temen LA PLUMA y LA PALABRA.


Jose Gregorio Briceño Torrealba
"El Gato" Briceño

Twitter @josegbricenot