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Ex-alcalde, Constituyentista, ex-diputado AN, y ex-gobernador del Estado Monagas. Luchador incansable por el rescate de la democracia en mi patria VENEZUELA.

sábado, 20 de septiembre de 2025

CÁRTEL DE LOS SOLES: PODER Y CRIMEN EN AMÉRICA LATINA


Lo hemos venido diciendo desde hace mucho tiempo, no había que ser adivino, ni especialista en geopolítica, el malandraje que usurpa el poder en Venezuela, comenzando hace 26 años con el traidor mayor a la patria, hoy felizmente difunto y sus herederos tenía una misión de traspasar fronteras y llevar, disfrazada de bazofia revolucionaria, a cada rincón de América Latina, el rostro del crimen organizado para  luego penetrar en América del Norte con su negocio principal: el narcotráfico y esto recién ha sido entendido a nivel internacional. Ya no son solo bandas clandestinas, el peligro acecha disfrazado de instituciones, de gobiernos que son cómplices, algunos por su indiferencia y otros activamente involucrados en avanzar con la corrupción y expandir su influencia sin fronteras claras. En este modelo narcoterrorista lo político y lo criminal se entrelazan con una facilidad espeluznante, donde la impunidad se convierte en el lenguaje común de quienes manejan los hilos del poder. La amenaza ya no es solo la droga que cruza fronteras; es un estado convertido en herramienta del crimen, con penetración en todas las instancias, hasta en las más incorruptibles hasta ahora como en la Corte Penal Internacional y disfrazados de instituciones por lo que pocos se atreven a cuestionar o enfrentar. Y lo más temido es que aunque suene exagerado, la libertad de los pueblos está en jaque. Parecía banal y poco importante darle oficialmente el calificativo de  organización terrorista al Cártel de los Soles, pero ha sido clave para la acción que se requiere ya que es un desafío que va más allá de la lucha contra el narcotráfico; es una batalla por la justicia en la región.

El eje central del poder del Cártel de los Soles no es únicamente la cocaína. No se trata simplemente de una lancha interceptada en el Caribe con droga, aunque ese sea parte de su negocio. Lo que hace a este cartel el más peligroso del continente es que tiene en sus manos un Estado. Esa es la verdadera dimensión de la amenaza. Mientras los carteles mexicanos, colombianos o ecuatorianos operan desde la clandestinidad y en permanente confrontación con la institucionalidad de sus países, el Cártel de los Soles dio un paso más: capturó al Estado venezolano y lo puso al servicio del crimen organizado.

Se cumple paso a paso aquel vaticinio que hacía el capo mayor quien autoriza cada cargamento de droga que sale de Venezuela, Diosdado Cabello Rondón, cuando se sonreía y decía ante la acción del tren de Aragua en Perú y Chile: "tranquilos que por ahora es una brisita pero pronto se convertirá en un huracán bolivariano que llegará a toda la patria grande de América". Esta mafia planificada controla instituciones, recursos y territorios con una impunidad total. Incluso dispone de embajadores en casi todo el mundo y un asiento en Naciones Unidas, lo que le da una fachada de legitimidad que ninguna otra organización criminal posee.

La presencia abierta de la guerrilla colombiana, ELN y disidencias de las FARC en varios estados de Venezuela, confirma cómo se borraron las fronteras entre lo político y lo criminal. El país se convirtió en una organización criminal en sí misma. Allí está el punto medular: no es un cartel escondido en las sombras, sino un poder político que se disfraza de gobierno.

Por eso cuando hablamos de la lucha contra el Cártel de los Soles, debemos entender que no se trata de incautar cargamentos de droga ni de arrestar a algunos de sus operadores. La verdadera estrategia debe enfocarse en arrebatarles el control del Estado venezolano por las buenas o por las malas. Hay que quitarles el poder político, la representación diplomática, la fuerza militar y el aparato institucional que hoy utilizan para expandir el crimen organizado en América Latina. De lo contrario, lo que se avecina es la multiplicación de la influencia política de estas mafias en toda la región.

Esta semana, la posición de Washington fue contundente. El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, declaró: “No nos detendremos ante nada para defender nuestra patria y nuestros ciudadanos. Los rastrearemos, los mataremos y desmantelaremos sus redes en todo nuestro hemisferio, en los momentos y lugares que elijamos”. Acto seguido, el secretario de Estado, Marco Rubio, remató: “Nuestro gobierno no permitirá que un cártel se haga pasar por un gobierno en nuestro propio hemisferio”. Más claro no canta un gallo dijeran en mi amado pueblo de Caicara.

Las palabras son claras: el hemisferio no puede aceptar que el crimen organizado se revista de soberanía. En el caso venezolano, no hablamos de un cartel que desafía al Estado, sino de un cartel que es el Estado. Y si ese modelo se consolida, América Latina enfrentará un futuro donde la política y el crimen serán la misma cosa, si no se tumban o se masacran, será la América del crimen organizado.

La libertad de Venezuela, por tanto, está atada a un desenlace inminente. La decisión de Estados Unidos de no reconocer como legítimo a un cartel disfrazado de gobierno abre una ventana de esperanza. Desde la cárcel del exilio hago seguimiento, analizo y aumento mi Fe en Dios: la liberación de la patria está muy cerca, lo sé porque ya el daño está muy avanzado en otros países y los que aún no han sido dañados están poniendo sus barbas en remojo. Sigamos empujando y remando hacia la ruta de la libertad. Sigo con MI PLUMA Y MI PALABRA. Viva Venezuela Libre.



José Gregorio Briceño Torrealba

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