En el contexto global donde la estabilidad y la cooperación internacional son cada vez más decisivas, el regreso de Trump a la Casa Blanca plantea interrogantes sobre la dirección que tomarán las relaciones entre Estados Unidos y el resto del mundo.
Su política exterior ha sido objeto de debate en el pasado, y su enfoque hacia regiones como América Latina ha generado tanto apoyo como críticas especialmente la relación con países como Venezuela y Cuba, así como la postura hacia la comunidad latina en Estados Unidos, serán temas claves que tienen en ascuas a la población migrante en su próximo mandato.
En términos más amplios, esta victoria también refleja las divisiones profundas dentro de la sociedad estadounidense. La polarización política y las diferencias en cuanto a valores y prioridades seguirán siendo desafíos significativos para su próximo gobierno.
La comunidad internacional está atenta a las señales sobre cómo evolucionarán las políticas de Trump en áreas como la guerra entre Rusia y Ucrania, el conflicto del Medio Oriente, entre otras no tan pequeñas situaciones a resolver. La próxima administración debe dar más fuerza y atención a la tarea de equilibrar los intereses nacionales, obviamente sin descuidar la necesidad de cooperación global para abordar los desafíos mundiales más urgentes.
El caso es que Donald Trump ha ganado las elecciones presidenciales de Estados Unidos con un margen más amplio del esperado, el candidato neoyorquino devuelve al Partido Republicano la Casa Blanca 4 años después, derrotando a Kamala Harris del partido Demócrata.
Tras ganar en 2016 y perder en 2020, Trump se toma la revancha y regresa a la Casa Blanca para ocupar el Despacho Oval, emulando un hito histórico que nadie había logrado en 136 años: el magnate liberal se convierte en el segundo presidente de toda la historia de los EE.UU en volver a la Casa Blanca para gobernar en dos etapas.
El único precedente en la historia de Estados Unidos es el del demócrata Glover Cleveland: el entonces presidente se midió en las elecciones de 1888 al republicano Benjamin Harrison: el mandatario perdió a pesar de ganar el voto popular, al tener menos votos en el Colegio Electoral.
Cuatro años después, en las elecciones de 1892, Cleveland se tomaría la revancha y terminaría regresando a la Casa Blanca, derrotando al propio Harrison. Un precedente único al que ahora Trump toma el relevo.
Además, se convierte en el primer presidente republicano, tras Nixon, en presentarse a las elecciones tres veces y el primero de su partido en hacerlo en ocasiones consecutivas. En total, solo Trump, George H. W. Bush, Ronald Reagan, William Jennings Bryan y Thomas Jefferson se han presentado tres o más veces.
Es muy evidente que el partido Demócrata está pagando bien caro los graves errores que cometieron en los últimos tiempos, olvidándose que la población latina tiene un 15 por ciento con derecho a voto.
En el penúltimo gobierno del Democrata Barack Obama estuvo de amores con la tiranía Castrista, visitó a Cuba, siendo ese régimen patrocinador del terrorismo y protector del narcotráfico, con una clara política anti americana y la dictadura comunista más antigua del continente, como ñapa le suavizó las sanciones. En el año 2020 llegó nuevamente un Democrata, Joe Biden quién fue vicepresidente de Barack Obama, tuvo una administración nefasta para los venezolanos al convertirse en cómplice del narcorégimen venezolano al liberar a los sobrinos de Cilia Flores quienes estaban cumpliendo una sentencia por narcotráfico de 18 años en los EE.UU. También liberaron al socio de Maduro, Alex Saab el cual estuvo detenido por más de tres años por lavado de dinero, corrupción y narcotráfico. No conforme con eso, para oxigenar a la red delincuencial de los herederos del traidor mayor, hoy felizmente difunto, les renovaron a las empresas petroleras americanas Chevron, Halliburton, Schlumberger, Baker Hughes y Weatherford Internacional después del 28 de julio la licencia para seguir operando en Venezuela y oxigenando económicamente al narcorégimen criminal. Y todavía quieren continuar con la narrativa mentirosa de las sanciones. Esas fueron algunas de las tantas ayudas otorgadas.
Si comparamos, Donald Trump en su primer gobierno ( 2016 - 2020)colocó contra la pared a los regímenes narcomunistas, entre ellos al venezolano y no se logró el objetivo de tumbarlos porque algunos de los voceros de la oposición de aquel entonces, eran cómplices o tarifados de Maduro, no se arriesgó vista la incoherencia en el frente opositor. No les niego que hoy a muchos venezolanos nos retorna la esperanza, tenemos a una líder única de la oposición que no se ha dejado amedrentar, ha demostrado ser consecuente con lo que dice y es determinante ver las medidas el primer semestre del próximo año del nuevo gobierno, si es que no se logra antes, verlos caer y con los pies hacia delante, visitando a Hugo Chávez en el infierno.
Veo el horizonte desde la cárcel del exilio bastante complicado ya que no dudó de que Maduro se va juramentar el 10 de enero luego del Mega fraude electoral, pero su calvario y desgracia comenzará diez días después, o sea, el 20 de enero que es cuando toma posesión Donald Trump.
Nuestra confianza está puesta en que todas las opciones estén activadas, la recompensa por la cabeza de estos malandros está aumentada, hay actores con recursos tecnológicos y de apoyo táctico que están interesados en cobrarla, todo puede pasar.
Por lo pronto la tarea es enfrentarlos a cada segundo, en todo terreno, yo no me detengo, los atacó cada segundo con lo único que me queda MI PLUMA Y MI PALABRA
José Gregorio Briceño Torrealba
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