Informacion

Ex-alcalde, Constituyentista, ex-diputado AN, y ex-gobernador del Estado Monagas. Luchador incansable por el rescate de la democracia en mi patria VENEZUELA.

sábado, 27 de septiembre de 2025

MADURO SENTENCIADO: LA TIRANÍA EN CUENTA REGRESIVA 


Estamos cansados de ver cómo los tiranos narcoterroristas que usurpan el poder en mi país y han penetrado las entrañas de América toda, se convierten en caricaturas de sí mismos, insultando y luego suplicando, revelando su fragilidad  creyendo que pueden sostenerse por siempre en el poder a través del miedo y la manipulación. 

Nuestra cruzada por la libertad no es solo una batalla política, sino un viaje hacia la dignidad y la reconstrucción del futuro de nuestra gente retomando los valores, la familia, el trabajo y el estudio como herramientas para avanzar, construir país dejando atrás las dádivas como política de estado para mantenernos sometidos e ignorantes. 

Este camino hacia la libertad y la justicia se convierte en una necesidad urgente, el régimen y sus jerarcas están sentenciados, la cuenta regresiva ha comenzado y ellos lo saben.

Resistirse es su especialidad y más aún cuando ven que su gallina de los huevos de oro se les escapa de las manos y están agotando todas las jugadas, hasta humillarse ante el mundo bajando el tono de sus atrevidos discursos.

En su usual modus operandi, de restar importancia a las acciones internacionales para removerlos del poder, la tiranía venezolana se burló, como siempre, cuando comenzaron los movimientos militares de Estados Unidos en el Caribe. Dijeron que era un “pote de humo” que era guerra psicológica, que eso los llenaba de “coraje”. Pero la realidad les estalló en la cara. La primera lancha procedente de Sucre fue bombardeada y el régimen, desesperado, salió con la ridiculez de que todo era un invento hecho con inteligencia artificial. A las pocas horas, quedó demostrado que sí había ocurrido.

Tan bocones, dignos herederos del bocón y traidor mayor, hoy felizmente difunto, para insultar a medio mundo pero cuando sintieron la presión real se arrugaron. Nicolás Maduro le envió una carta a Donald Trump después de que volaran la primera embarcación. Se quedaron callados hasta que un medio internacional soltó la noticia y entonces apareció la “ bella” Delcy Rodríguez publicando la misiva en la que, como buenos arrastrados, se dirigieron a Trump con un servil “Excelentísimo señor presidente”. ¿Dónde quedaron los insultos de “pelucón”, “magnate usurero” y demás payasadas? Hipócritas, farsantes y cobardes. Y por cierto, la carta, además de arrastrada, estaba escrita con una pobreza vergonzosa. Pero claro, no se puede esperar más de quienes convirtieron al país en un muladar.

La Casa Blanca no tragó el anzuelo y la respuesta fue contundente: “Esa carta está llena de mentiras y Nicolás Maduro es un fugitivo narcotraficante”. Punto.

Al día siguiente, la bomba política fue aún mayor. Donald Trump ante el pleno de la ONU, dijo lo que ningún presidente estadounidense se había atrevido a decir en 80 años de historia: “Haremos volar por los aires a todo narco que envenene a los Estados Unidos”. Y remató, con nombre y apellido: “Nicolás Maduro, jefe del Cartel de los Soles”.

Se acabaron las máscaras, ya no hay medias tintas ni comunicados diplomáticos llenos de frases vacías, el mundo escuchó que el capo venezolano no es un presidente, sino un narcotraficante señalado al más alto nivel. Eso no tiene vuelta atrás.

Aquí pensando, desde la cárcel del exilio, quien todavía crea que este régimen tiene futuro, que despierte, la sentencia ya está dictada, sólo es cuestión de tiempo y ahora el tiempo no corre a favor de Maduro, sino de un pueblo que quiere ver justicia. Así como cayó Soleimani, puede caer cualquiera que se crea intocable.

Es una realidad que la tiranía se sostiene a punta de represión, hambre y propaganda barata pero ni con todos sus fusiles, su famélica y manipulada milicia, ni con todos sus aliados criminales podrán sostenerse indefinidamente. Ya están desenmascarados, el mundo los ha identificado como lo que son: una mafia enquistada en el poder.

Los venezolanos no pedimos clemencia para quienes destruyeron la nación, lo que pedimos es libertad y justicia. Queremos recuperar a nuestra patria, verla brillar sin delincuentes en Miraflores ni narcotraficantes en el poder.

Repito: La cuenta regresiva ya empezó.

La libertad de Venezuela no es sólo un sueño, es una certeza que se acerca cada día que pasa. Estan pasando cosas minuto a minuto, el régimen criminal de Maduro perdió el control, tiene los días contados y pronto nosotros los venezolanos podremos reconstruir nuestra patria con dignidad y esperanza.

¡Venezuela será libre y la tiranía pagará caro su traición a la patria! 🇻🇪

Más cerca de reunir a las familias y de poner todo nuestro empeño y fuerzas en romper esas cadenas de miseria y corrupción, seguimos con toda la emoción de MI PLUMA Y MI PALABRA 



José Gregorio Briceño Torrealba

X  @josegbricenot 

Instagram y Facebook: @josegbricenot2

gatobriceno.blogspot.com




sábado, 20 de septiembre de 2025

CÁRTEL DE LOS SOLES: PODER Y CRIMEN EN AMÉRICA LATINA


Lo hemos venido diciendo desde hace mucho tiempo, no había que ser adivino, ni especialista en geopolítica, el malandraje que usurpa el poder en Venezuela, comenzando hace 26 años con el traidor mayor a la patria, hoy felizmente difunto y sus herederos tenía una misión de traspasar fronteras y llevar, disfrazada de bazofia revolucionaria, a cada rincón de América Latina, el rostro del crimen organizado para  luego penetrar en América del Norte con su negocio principal: el narcotráfico y esto recién ha sido entendido a nivel internacional. Ya no son solo bandas clandestinas, el peligro acecha disfrazado de instituciones, de gobiernos que son cómplices, algunos por su indiferencia y otros activamente involucrados en avanzar con la corrupción y expandir su influencia sin fronteras claras. En este modelo narcoterrorista lo político y lo criminal se entrelazan con una facilidad espeluznante, donde la impunidad se convierte en el lenguaje común de quienes manejan los hilos del poder. La amenaza ya no es solo la droga que cruza fronteras; es un estado convertido en herramienta del crimen, con penetración en todas las instancias, hasta en las más incorruptibles hasta ahora como en la Corte Penal Internacional y disfrazados de instituciones por lo que pocos se atreven a cuestionar o enfrentar. Y lo más temido es que aunque suene exagerado, la libertad de los pueblos está en jaque. Parecía banal y poco importante darle oficialmente el calificativo de  organización terrorista al Cártel de los Soles, pero ha sido clave para la acción que se requiere ya que es un desafío que va más allá de la lucha contra el narcotráfico; es una batalla por la justicia en la región.

El eje central del poder del Cártel de los Soles no es únicamente la cocaína. No se trata simplemente de una lancha interceptada en el Caribe con droga, aunque ese sea parte de su negocio. Lo que hace a este cartel el más peligroso del continente es que tiene en sus manos un Estado. Esa es la verdadera dimensión de la amenaza. Mientras los carteles mexicanos, colombianos o ecuatorianos operan desde la clandestinidad y en permanente confrontación con la institucionalidad de sus países, el Cártel de los Soles dio un paso más: capturó al Estado venezolano y lo puso al servicio del crimen organizado.

Se cumple paso a paso aquel vaticinio que hacía el capo mayor quien autoriza cada cargamento de droga que sale de Venezuela, Diosdado Cabello Rondón, cuando se sonreía y decía ante la acción del tren de Aragua en Perú y Chile: "tranquilos que por ahora es una brisita pero pronto se convertirá en un huracán bolivariano que llegará a toda la patria grande de América". Esta mafia planificada controla instituciones, recursos y territorios con una impunidad total. Incluso dispone de embajadores en casi todo el mundo y un asiento en Naciones Unidas, lo que le da una fachada de legitimidad que ninguna otra organización criminal posee.

La presencia abierta de la guerrilla colombiana, ELN y disidencias de las FARC en varios estados de Venezuela, confirma cómo se borraron las fronteras entre lo político y lo criminal. El país se convirtió en una organización criminal en sí misma. Allí está el punto medular: no es un cartel escondido en las sombras, sino un poder político que se disfraza de gobierno.

Por eso cuando hablamos de la lucha contra el Cártel de los Soles, debemos entender que no se trata de incautar cargamentos de droga ni de arrestar a algunos de sus operadores. La verdadera estrategia debe enfocarse en arrebatarles el control del Estado venezolano por las buenas o por las malas. Hay que quitarles el poder político, la representación diplomática, la fuerza militar y el aparato institucional que hoy utilizan para expandir el crimen organizado en América Latina. De lo contrario, lo que se avecina es la multiplicación de la influencia política de estas mafias en toda la región.

Esta semana, la posición de Washington fue contundente. El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, declaró: “No nos detendremos ante nada para defender nuestra patria y nuestros ciudadanos. Los rastrearemos, los mataremos y desmantelaremos sus redes en todo nuestro hemisferio, en los momentos y lugares que elijamos”. Acto seguido, el secretario de Estado, Marco Rubio, remató: “Nuestro gobierno no permitirá que un cártel se haga pasar por un gobierno en nuestro propio hemisferio”. Más claro no canta un gallo dijeran en mi amado pueblo de Caicara.

Las palabras son claras: el hemisferio no puede aceptar que el crimen organizado se revista de soberanía. En el caso venezolano, no hablamos de un cartel que desafía al Estado, sino de un cartel que es el Estado. Y si ese modelo se consolida, América Latina enfrentará un futuro donde la política y el crimen serán la misma cosa, si no se tumban o se masacran, será la América del crimen organizado.

La libertad de Venezuela, por tanto, está atada a un desenlace inminente. La decisión de Estados Unidos de no reconocer como legítimo a un cartel disfrazado de gobierno abre una ventana de esperanza. Desde la cárcel del exilio hago seguimiento, analizo y aumento mi Fe en Dios: la liberación de la patria está muy cerca, lo sé porque ya el daño está muy avanzado en otros países y los que aún no han sido dañados están poniendo sus barbas en remojo. Sigamos empujando y remando hacia la ruta de la libertad. Sigo con MI PLUMA Y MI PALABRA. Viva Venezuela Libre.



José Gregorio Briceño Torrealba

X  @josegbricenot 

Instagram y Facebook: @josegbricenot2

gatobriceno.blogspot.com




sábado, 13 de septiembre de 2025

TROPA HAMBREADA- GENERALES EN BANQUETES


Las contradicciones y paradojas están a la orden del día en la Venezuela actual y para ser justos con nuestra historia, es un tema que genera profunda reflexión. Un país que además de ser rico en recursos y con una historia patria épica, grandiosa, llena de logros para las aspiraciones soberanas de un continente entero, con héroes patriotas reales, se encuentra hoy envuelto en una narrativa muy contradictoria y vergonzosa. Por una parte, estos ineptos, cobardes que nos oprimen, proclaman ideales de independencia y resistencia; por otro, la realidad muestra un panorama devastador y un descontento generalizado. La alharaca de un poderío militar y una postura desafiante, contrasta con una evidente fragilidad y descomposición interna en las instancias militares, ni hablar de la cobardía y discurso descocado en el que estos degenerados, herederos del traidor mayor, hoy felizmente difunto, llevan las palabras para un lado y las acciones caminan hacia el extremo opuesto, generando un clima de incertidumbre y expectación a pesar de que sabemos, conocemos a estos personajes tragicómicos y su irrespeto y odio por los venezolanos. Estos entramados de delincuencia que han afectado irremediablemente los asuntos políticos y sociales que desdibujan, tergiversan la realidad  y nos han traído a este punto, no son tonteria, por más jocoso que parezca el usurpador cucuteño, su capitán hallaca y hasta el gobernador de Monagas "armado hasta los dientes" a quienes les llega a sonar un triquitraki al lado y se infartan, aunado a toda esa paja y falsedades con la que aparecen degañitandose, para luego caer en el ridículo de invitar al diálogo a los Estados Unidos en un falso tono conciliador.

En este fatuo contexto, Maduro anunció con bombos y platillos el pasado jueves el “Plan Independencia 200”. El detalle es que las fuerzas militares están famélicas, con hambre real, no de gloria, no tienen asistencia médica y sus sueldos son miserables, tienen a sus familias viviendo de las dádivas con gorgojos que les lanza el "gobierno". Los equipos militares son piezas de museo y los pocos que funcionan parecen utilería de una película mala de los años 80. Aún así, salen prepotentes desafiando al ejército más poderoso del mundo como el estadounidense.

Lo incomprensible es que todavía haya quienes quieran inmolarse por los mismos delincuentes que destrozaron un país entero. Se trata de defender a un extranjero solicitado por la justicia internacional por narcotraficante y terrorista, quien ostenta además la recompensa más elevada en la historia de Estados Unidos sobre su cabeza. Esa “gran batalla” que prometen será como el enfrentamiento entre un tigre y un burro amarrado en Miraflores, aunque, claro está, el burro jura ser Napoleón en versión tropical.

Porque nada dice “independencia” como soldados sin botas, tanques que no encienden y generales obesos dictando órdenes desde un banquete. La realidad supera cualquier sátira: un régimen que habla de soberanía mientras mendiga petróleo iraní, que proclama resistencia antiimperialista mientras sus hijos viven en Miami y que anuncia planes militares grandiosos con un ejército que hace cola para el desayuno en los comedores populares.

El espectáculo resulta tan patético como peligroso, la grandilocuencia de quienes han convertido a Venezuela en un estado fallido no conoce límites, hablan de independencia quienes han entregado el país a potencias extranjeras, de dignidad quienes han sumido al pueblo en la miseria más abyecta, de resistencia quienes huyen ante la primera señal de peligro real.

Mientras tanto, el pueblo venezolano observa con una mezcla de incredulidad y hartazgo esta nueva farsa a sabiendas de que es eso, un teatro de terror.

La realidad afuera es que hay un posible ataque, sea tipo extracción o como sea y hay un importante número de países que avalan esto para desmantelar al cártel de los Soles como organización terrorista que es, hasta hoy estos gobiernos han dado un paso al frente y consideran por encima de todo que es necesario el ataque al narcoterrorismo que pone en peligro a sus naciones;  Ecuador, Paraguay, Argentina, Trinidad y Tobago, Perú, República Dominicana, Guyana, la Unión Europea con sus 27 países están claros en que la lucha es justa en defensa de la región.

Desde la cárcel del exilio espero con ansias la libertad de la patria de la forma que sea y lo vuelvo a repetir: no creo que a estas alturas, después de ese gran movimiento armamentístico en el Caribe por parte de Estados Unidos, quede mucho margen para estas bravuconadas de opereta que tienen montadas los traidores más grandes a nuestra legítima y decorosa historia de libertad.

La historia juzgará con severidad a quienes confundieron el patriotismo con el servilismo, la resistencia con la terquedad y la independencia con la autodestrucción. Porque cuando se pierde completamente el sentido del ridículo, solo queda esperar que la realidad, inexorable, termine por imponerse sobre la fantasía más delirante.

Los exhorto a seguir enfrentando a esta peste, sin pausa , lo hago con pasión con MI PLUMA Y MI PALABRA


José Gregorio Briceño Torrealba

X  @josegbricenot 

Instagram y Facebook: @josegbricenot2

gatobriceno.blogspot.com



,

sábado, 6 de septiembre de 2025

OPERACIÓN CARTEL DE LOS SOLES : FIN DE LA IMPUNIDAD


Hoy más que nunca, es importante, una de mis intenciones reiterativas a través de estos escritos semanales, entender lo que está pasando en Venezuela, un país al que el traidor mayor a la patria, hoy felizmente difunto y sus miserables herederos han convertido en un vergonzoso narcoestado. Se trata de cómo el poder político de estos  malhechores ha involucrado el narcotráfico entrelazandolo de una manera tan estructural que ha arrastrado al pueblo a una crisis profunda normalizando situaciones aberrantes en el día a día de nuestra gente. Desde mantener en zozobra los sectores populares con los tristemente célebres cuadrantes del terror, bandas criminales, colectivos que han tomado el control de comunidades enteras, aprovechándose de la corrupción, complicidad y obvia inacción de quienes están usurpando el poder. Lo más importante a estas alturas es el despertar de la comunidad internacional ya que no es juego, no es una pataleta de los opositores venezolanos y no solo afecta a Venezuela, sino que tiene repercusiones en toda América Latina. La reciente intervención en destrucción de algunos alijos de drogas luego de la categorización como red criminal, nos deja claro que ya no se puede seguir ignorando este problema. Se hace evidente e impostergable el compromiso fuerte y sostenido para combatir el narcotráfico y la corrupción. La historia está escribiendose, no podemos permitir que esté llena de borrones y más vergüenza sobre nuestra Venezuela.

En el marco de estas acciones liberadoras, el pasado martes, Estados Unidos ejecutó una operación contundente contra una embarcación venezolana en aguas del Caribe que transportaba drogas y miembros del Tren de Aragua, resultando 11 personas fallecidas. Esta acción demostró la firmeza y letalidad con que el gobierno estadounidense está dispuesto a actuar contra las organizaciones criminales transnacionales. El presidente Donald Trump, afirmó que operan bajo el control directo de Nicolás Maduro y están vinculadas al narcotráfico, la trata de personas y redes internacionales de terrorismo. La operación marca un punto de inflexión en la estrategia estadounidense frente al narcoestado venezolano, enviando un mensaje inequívoco: la era de la impunidad para estas organizaciones criminales ha llegado a su fin.

La reacción de los secuestradores del poder en Venezuela, encabezados por Nicolás Maduro, fue tan predecible como patética. Su primera línea de defensa consistió en afirmar que el video presentado por el gobierno estadounidense había sido fabricado mediante inteligencia artificial, calificando toda la operación como una “mentira mediática”. Esta respuesta desesperada reflejó la incapacidad del régimen para enfrentar la evidencia abrumadora de sus nexos con el crimen organizado.

Sin embargo, la realidad tiene la costumbre de imponerse sobre la propaganda, no habían transcurrido 24 horas cuando los propios medios de comunicación venezolanos comenzaron a confirmar, punto por punto, todos los detalles comunicados por Washington. Los hechos eran incontrovertibles: la embarcación había partido efectivamente del pueblo de San Juan de Unare, en el estado Sucre, transportaba 11 personas, contaba con cuatro motores fuera de borda y estaba cargada de sustancias estupefacientes. Un detalle adicional confirmó la veracidad de los hechos y expuso la torpeza de la negación oficial: la embarcación llevaba instalado un dispositivo GPS por parte de su propietario y quien la tripulaba era el hijo del dueño de la nave. Cuando la noticia se hizo pública, los habitantes del pueblo pudieron constatar que efectivamente se trataba de la embarcación local, pues el dispositivo de rastreo había desaparecido junto con la nave hundida.

San Juan de Unare no es un lugar cualquiera en la geografía del terror que caracteriza a la Venezuela actual. Este pueblo costero del estado Sucre representa uno de los casos más dramáticos de cómo el crimen organizado ha logrado apoderarse de territorios completos con la complicidad o inacción del Estado venezolano.

En 2018, la banda criminal conocida como el Tren de Aragua irrumpió violentamente en San Juan de Unare y perpetró una masacre que estremeció incluso los parámetros de violencia acostumbrados en Venezuela: asesinaron a sangre fría a 78 hombres del pueblo. Desde entonces, esta localidad vive bajo el yugo de la organización criminal, convertida en una base de operaciones para el tráfico de drogas, armas y personas hacia el Caribe y Estados Unidos.

La transformación de San Juan de Unare ilustra perfectamente el modus operandi del Tren de Aragua: tomar control territorial mediante el terror, establecer rutas de narcotráfico y operar con total impunidad bajo la protección de estructuras estatales corruptas. Este pueblo costero se convirtió en un puerto de salida estratégico para el tráfico internacional de drogas, aprovechando su ubicación geográfica privilegiada frente al mar Caribe. La actuación del gobierno estadounidense expone ante la comunidad internacional una realidad que muchos prefieren ignorar por conveniencia política: Venezuela no es simplemente un país con problemas de gobernabilidad, sino un narcoestado donde organizaciones criminales como el Tren de Aragua operan bajo la protección directa del Cartel de los Soles, la estructura militar-criminal que controla el negocio de las drogas desde las más altas esferas del poder.

Esta simbiosis entre crimen organizado y poder político no es casual ni accidental. Es el resultado de una estrategia deliberada donde el régimen de Maduro ha encontrado en el narcotráfico una fuente de financiamiento y control social. El Tren de Aragua no es simplemente una banda criminal más; es un brazo armado informal del régimen que cumple funciones de control territorial y represión social en zonas donde el Estado formalmente no puede o no quiere actuar directamente. ¿Quién puede negar a estas alturas que en los pueblos costeros del estado Sucre mandan las bandas delictivas protegidas por el Cartel de los Soles? ¿Quién desconoce que los caños y ríos del sur del estado Monagas están bajo el control absoluto de Diosdado Cabello y su hermano, constituyendo las rutas principales por las cuales salen cientos de miles de kilogramos de cocaína hacia el Océano Atlántico con la complicidad gubernamental directa y sistemática? La evidencia de esta red criminal es abrumadora y está a la vista de cualquiera que se atreva a investigar. Prácticamente todas las fincas y propiedades que colindan con estos caños fluviales han sido adquiridas por testaferros y prestanombres de la cúpula criminal que gobierna Venezuela. Estas propiedades no son inversiones inmobiliarias; son infraestructura logística para el narcotráfico, desde donde se coordinan las salidas de drogas hacia mercados internacionales.

Para entender completamente el fenómeno del narcotráfico venezolano, es fundamental analizar su matriz ideológica: la filosofía de la droga desarrollada y promovida por Fidel Castro desde La Habana. Esta doctrina criminal no surgió de la nada; fue cuidadosamente elaborada y exportada como parte de la estrategia cubana de desestabilización continental.

Castro, ese arquitecto del mal en Latinoamérica, fue el teórico de lo que él mismo denominó la “ética revolucionaria narcotraficante”. Su lógica perversa era tan simple como devastadora: vender cocaína y otras drogas a los estadounidenses para envenenar su sociedad desde adentro, recibiendo a cambio los dólares necesarios para financiar la lucha armada contra Estados Unidos y sus aliados en la región.

Se trata de una teoría diabólicamente inteligente, típica del dictador cubano, donde se justifica una maldad absoluta mediante la invocación de un supuesto fin noble. En este caso, el fin “revolucionario” sería la destrucción del sistema capitalista occidental, y por tanto, la maldad intrínseca del narcotráfico se relativiza y hasta se enaltece cuando persigue este objetivo “superior”.

Castro inventó y perfeccionó esta tesis a principios de los años ochenta del siglo pasado, precisamente cuando comenzaba a tornarse cada vez más difícil y costoso el financiamiento directo desde Moscú para las guerras de liberación nacional que Cuba promovía fuera de sus fronteras, disfrazadas de “misiones internacionalistas”. El colapso económico de la Unión Soviética obligó a La Habana a buscar fuentes alternativas de financiamiento para su proyecto expansionista y el narcotráfico se reveló como la solución perfecta. Esta filosofía criminal no se quedó en Cuba. Fue sistemáticamente exportada a través de las redes de inteligencia cubana hacia movimientos guerrilleros y organizaciones criminales de toda América Latina. Las FARC colombianas fueron los primeros y más exitosos estudiantes de esta escuela criminal pero no los únicos.

El régimen venezolano de Hugo Chávez y posteriormente Nicolás Maduro adoptó esta doctrina con entusiasmo, perfeccionándola y adaptándola a las realidades del siglo XXI. Lo que en Cuba era una estrategia de supervivencia económica disfrazada de resistencia anti-imperialista, en Venezuela se convirtió en el modelo de negocio fundamental del Estado.

Señores, la operación estadounidense en el Caribe no es solamente una acción militar exitosa contra una embarcación cargada de drogas, es un mensaje histórico que marca el fin de una era de tolerancia hacia los narcoestados que operan bajo la fachada del antiimperialismo revolucionario. Durante décadas, regímenes como el cubano y el venezolano han logrado escudarse tras la retórica de la soberanía nacional y la resistencia antiimperialista para proteger sus redes criminales internacionales. La operación del pasado martes demuestra que esta estrategia ha llegado a su fin: cuando los estados fallan en controlar a las organizaciones criminales, o peor aún, cuando las protegen y las utilizan como instrumentos de política exterior, la comunidad internacional tiene el derecho y el deber de actuar. El hundimiento de esa embarcación en aguas del Caribe hundió también, simbólicamente, las pretensiones del narcorégimen venezolano de seguir operando con impunidad en el crimen transnacional. Mi reflexión desde la cárcel del exilio es más de realidad que de fe, es el comienzo del fin para un modelo criminal que ha causado sufrimiento indescriptible no solo al pueblo venezolano, sino a toda América Latina. La historia juzgará este momento como el punto de inflexión donde la comunidad democrática internacional decidió que la tolerancia hacia los narcoestados disfrazados de gobiernos revolucionarios había llegado definitivamente a su fin.

Mis fuerzas están repotenciadas, sigo empujando hacia la libertad, con más ánimo y con MI PLUMA Y MI PALABRA 


José Gregorio Briceño Torrealba

X  @josegbricenot 

Instagram y Facebook: @josegbricenot2

gatobriceno.blogspot.com