El diálogo es una de las formas más desarrolladas y complejas que tiene el ser humano para comunicarse y aunque no es la única, sin duda, es la principal. De este modo, el diálogo está directamente relacionado con la idea de sociedad humana ya que la misma no puede existir si las personas que la componen no pueden comunicarse entre sí. La convivencia social, desde que los Derechos Humanos (DDHH) tomaron la relevancia que merecen, especialmente desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, se fundamenta en los principios de tolerancia y respeto por las diferencias de los otros, y para practicar ello, el diálogo es un mecanismo esencial que presupone una práctica bidireccional de manifestar tu opinión y de escuchar y conocer las opiniones de los otros, para poder establecer los límites de convivencia de todas las corrientes de pensamiento e ideas.
Aunque el diálogo es esencial, no siempre es fácil desligarnos de pasiones y caemos en conflictos como los que atraviesa hoy nuestra patria, en el que la violencia, los conflictos institucionales, políticos e internacionales arropan a toda la sociedad cargándola de más ira y frustración. Es justo ahí donde más falta hace el diálogo franco, la conversación deponiendo nuestros intereses y entendiendo que en este mundo hay espacio para todos y que la convivencia, no solo es posible, sino el único modo de sobrevivir. En una situación regular, normal, para lograr el rescate de la paz social, es el gobierno quien debe abanderar las conversaciones, pues es en éste en quien se confían los destinos del país y a quien la constitución le confiere el deber de alcanzar los fines del Estado (lograr la mayor suma de felicidad posible).
Pero, si el llamado a alcanzar la convivencia y la paz carece del valor tan fundamental como lo es la palabra… se pierde todo. Sí, ciertamente me refiero a Nicolás Maduro y su sequito de bandoleros; este personaje comisionado gracias a la infeliz idea del difunto galáctico, inauguró su gestión con un engaño pues minutos después de que el C.N.E anunciara su falso, amañado y pírrico triunfo en 2013, ofreció auditar los cuadernos de votación y no cumplió. Amén de que a sabiendas de su imposibilidad de asumir la presidencia por no ser venezolano de nacimiento, continuó con la farsa y como la cadena de falsedades, engaños, mentiras y atrocidades es la agenda permanente de este Reinado nefasto con un usurpador del poder y una negativa absoluta a reconocer la realidad que vive nuestra gente.
Si partimos de esta premisa tan utilizada por terapistas, abogados, sicólogos de que para resolver un problema debemos RECONOCER QUE EL PROBLEMA EXISTE, ya de arranque estamos perdidos en esta cacareada alharaca del Diálogo. Para los narcobandoleros NADA ESTA PASANDO, todo es producto de la mente fantasiosa de la oposición, del Imperio, de los paramilitares que los acechan y quieren acabar con la maravillosa revolución que tiene a los venezolanos más felices que nunca.
También incumplió su palabra en enero del 2014, cuando los estudiantes salieron a las calles pidiendo “La Salida” del gobierno. El combo Maduro/Cabello convocó a la oposición a un diálogo nacional pero después que logró calmar las calles y encarcelar al líder político Leopoldo López, le dio una patada a la mesa y olvidó las razones por las que el pueblo se lanzó a la calle. Igual suerte corrió el llamado a firmar un acuerdo de respeto a los resultados electorales del 2015 (elecciones parlamentarias) que si bien fue suscrito por el gobierno, al verse derrotados inventaron cuanta argucia y artimaña les parió el cerebro para castrar la mayoría de 2/3 partes y seguir actuando a espaldas de la voluntad popular. Acciones violatorias de la majestad de la Asamblea Nacional las cuales día a día les cercena su competencia.
El encarcelamiento del Alcalde Metropolitano Antonio Ledezma y tantas otras arbitrariedades dejan al descubierto que el gobierno mantiene un monólogo que no representa a nadie y que solo avalan las instituciones pervertidas e inmorales como el TSJ el CNE y el Ministerio Público.
Desconocer las facultades de la Asamblea Nacional que es el poder más legítimo por la proximidad de su elección es un acto de autoritarismo que no tiene explicación jurídica ni sustancial. Pero casi tan inexplicable es eso como el reciente pronunciamiento del Máximo Tribunal del Ocultismo y la antijuricidad como es la de aceptar que el cargo de Presidente de la República puede ostentar la doble nacionalidad, pregunto yo, en caso de conflicto ¿qué intereses defendería? ¿no es eso una forma de entregar nuestra soberanía? ¿será que mutatis mutandis, ahora podremos ser juez y parte en los asuntos que nos afectan? Además esa sentencia delata obviamente una posición adelantada para cubrirse ante la amenaza inminente de desemascarar su atrevida osadía de asumir el más alto cargo público de un país sin tener las condiciones que la ley exige.
Tampoco hay voluntad de diálogo por parte de los representantes del partido de gobierno. El narcotraficante internacional y vicepresidente del P.S.U.V., Diosdado Cabello, afirmó que no puede haber diálogo, pacto ni reconciliación con la burguesía y derecha Venezolana sin importar la comisión de expresidentes que llegó al país encabezada por José Luis Rodríguez Zapatero, Martin Torrijos y Leonel Fernández.
Me pregunto ¿Cómo se puede sostener un diálogo con personas que han violado la constitución, asesinado y han encarcelados inocentes?, ¿Cómo se puede conversar con personas que solo tienen dos tipos de verdades: la suya y la de los equivocados? ¿Cómo creer en un presidente que, como se ha demostrado que es colombiano y que reniega de sus raíces, pueda defender los intereses de nuestros nacionales?; ¿Cómo negociar con narcotraficantes que desprecian el valor fundamental a la vida?¿Cómo ponderar el uso de los bienes públicos en beneficio de un puñado de sanguijuelas que no aportan nada bueno al país como los narcosobrinos y otros ocupantes de la Casona?
Soy muy respetuoso de la posición que puedan asumir los líderes de la oposición venezolana pero como venezolano, no acepto que a estas alturas, con los antecedentes del interlocutor gubernamental, pretendan resolver la crisis a través del diálogo, ¿cuál diálogo si hasta rechazaron la mediación del Vaticano?.
La salida está cerca porque el pueblo no aguanta más, hay que seguir resistiendo en la calle y apoyar cualquier alternativa de cambio sin retorno, una contundente muestra de fin de este nefasto gobierno. Se dialoga con gente y este gobierno es delincuente. Malandro sale por la fuerza y no con especulaciones, palabras al aire ni confianza en quienes nos han ccheteado cada día quitándonos los Derechos Humanos fundamentales.
La desobediencia civil es constitucional, declararnos en rebeldía no es ser golpista sino garantista, constitucionalista y sobre todo ser VENEZOLANO. Quizá no tengamos la misma fuerza que el opresor, pero somos mayoría y juntos, podemos ahuyentar a cualquier depredador. En apego al 350 constitucional, seguiré dando la pelea con lo único que me queda MI PLUMA y MI PALABRA.
José Gregorio Briceño Torrealba
“El Gato” Briceño.
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