El pasado 23 de enero celebramos los 59 años de la caída de la penúltima dictadura que tuvo mi patria. En el marco de ese acontecimiento histórico, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), organización que agrupa buena parte de los partidos políticos de oposición al narcorégimen, convocó a la población de toda la geografía nacional, a realizar concentraciones y marchas para exigir al Consejo Nacional Electoral (CNE), que fije la fecha y el cronograma de las elecciones de gobernadores que debieron realizarse en 2016 y de los alcaldes que culminan su período a finales de 2017.
Esta forma de mendigar permanentemente lo que por ley nos corresponde y que los venezolanos tengamos que marchar para exigir a los organismos competentes el cumplimiento de sus obligaciones constitucionales, es sencillamente vergonzoso; peor aún, es la ratificación de que en Venezuela no hay democracia, ni mucho menos, estado de derecho. Este oprobioso régimen, tiene sometido a todo un pueblo y es capaz de recurrir a cualquier medio con tal de mantenerse en el poder.
Hace unos días el gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles, denunció algo que es un secreto a voces, una situación que demuestra que hay algunas individualidades dentro de la oposición que están recibiendo dádivas de los narcobandoleros y aunque parezca sorprendente, una simple investigación, me demostró que ciertamente existe una planificación meticulosa de infiltrar la oposición y estimular la división. La tan sabida táctica de “Divide y Vencerás” se evidencia cada día más, unos reman hacia el norte , otros hacia el este y los que tienen el sartén por el mango se divierten poniendo carnadas a los que finalmente caen en sus jugosas ofertas para disgregar la voluntad opositora.
Las estrategias son variadas y las aplican en cayapa: omisión de convocatoria electoral, ilegalización de partidos políticos, inhabilitación de posibles líderes opositores, detenciones de activistas y ahora más que nunca, compra de voluntades para quebrar la unidad que la mayoría de los venezolanos reclama para lograr la salida de los narcobandoleros que ahogan a su pueblo.
La democracia se fortalece con más democracia, lo que quiere decir que, siendo la democracia el sistema político que defiende la participación del pueblo en la toma de decisiones públicas, hay que mantener esa línea de actuación en todos los niveles. Así pues, quienes somos demócratas debemos ser garantes del ejercicio efectivo de los derechos políticos de los ciudadanos, especialmente en la forma más directa de participación que es la vía electoral. Aún cuando pareciera obvio lo que acabo de señalar, estimo oportuno traerlo a colación porque veo con preocupación que algunos dirigentes de la MUD, desde Caracas, están repartiendo las gobernaciones y alcaldías por cuotas, tratando de imponer candidatos por “consenso” - negocio- como si fueran los titulares de la voluntad electoral del pueblo. Lo candidatos o aspirantes andan haciendo campaña es en Caracas en lugar de recorrer sus territorios, sus zonas naturales, porque saben esa debilidad de los nunca extintos cogollos partidistas.
Es tan repudiable el régimen que oprime al pueblo como aquel que se aprovecha de la necesidad del pueblo oprimido para escalar posiciones. Con ello me refiero a que sería criminal que la MUD, salga a exigir elecciones y de espaldas al interés popular, un pequeño grupo esté cercenando el sano ejercicio del derecho a medir las aspiraciones legítimas a todos. Desde el dirigente sectorial que comanda voluntades en un caserío hasta el líder más conocido de una ciudad tiene derecho a medirse en elecciones internas, para que cada comunidad, cada estado y cada municipio, conforme a su realidad y especificidad, pueda escoger a quienes deben liderizar el rescate de la democracia. ¡Deben respetarse los liderazgos genuinos, la identidad de los pueblos y la idiosincrasia de cada región!.
Ojalá que impere la madurez política y las elecciones internas sean la vía en cada uno de los cargos a postularse, pues de lo contrario, no tengo duda que nuevamente, la situación será caldo de cultivo para que los narcobandoleros, se impongan una vez más por encima de los valores, la ética y la democracia aprovechándose del río revuelto opositor.
Un partido político puede tener 100, 7 ó 3 años de fundado que eso no les acredita a decidir por nadie, por el contrario, los más veteranos, los que ya han sufrido los rigores de distintos gobiernos autoritarios son los llamados a convocar a las bases para que éstas indiquen el camino más apropiado para legitimar la democracia.
Hermanos de lucha, no podemos perder el norte. Venezuela atraviesa uno de los peores momentos de su historia, debemos promover la participación ciudadana, los valores políticos y los derechos fundamentales. Por eso, hago un llamado a la reflexión a todos los actores políticos, para que no se dejen seducir por cuatro dólares provenientes del narcotráfico, de la sangre, del sudor y las lágrimas de millones de venezolanos que han perdido la vida por la desidia, la opresión y el desgobierno. Invito a todos aquellos que por una u otra razón, tienen en su mano el poder de devolverle la dignidad a nuestro pueblo, a que no boten por la borda el padecimiento de tantos presos políticos, perseguidos, exiliados, expropiados y, especialmente el sufrimiento y la resistencia de todos los venezolanos que a diario sufren los rigores del narcorégimen.
Espero que imperen los valores democráticos y la voluntad de reconstruir el país en ruinas que nos arrebató el peor gobierno de la historia de Venezuela. Mientras tanto, seguiré dando la pelea con lo único que me queda MI PLUMA y mi PALABRA.
José Gregorio Briceño Torrealba
“El Gato” Briceño.
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